martes, 25 de enero de 2011

Los tres problemas: fácil, difícil... y democracia

Método para solucionar problemas
-
En cierta ocasión, habiendo yo opinado sobre un tema difícil con la suficiencia que me caracteriza, un amigo mío me llamó la atención y me dijo: ¿Y  qué coño sabrás tú de eso? La verdad es que, por un momento, me quedé pensando sin saber qué decir. Tiempo después, recordando el hecho, elaboré mi propia teoría en la que venía a decir que bueno, que sobre asuntos difíciles, más o menos, todos sabemos lo mismo. Claro está, de ser cierta esa tesis, nada me impediría que pudiera opinar sobre casi cualquier tema que me apeteciera, y eso aún siendo completamente profano en la materia. Pero vayamos por partes.

La idea es que, desde el punto de vista de la dificultad, podemos dividir los problemas en tres tipos bastante diferentes. Veamos:

Al primer tipo pertenecerían todos aquellos problemas simples, tan simples que todo el mundo sabe resolver por sí mismo: ¿cuánto son dos por tres? ¿qué me pasará si me tiro desde un décimo piso? ¿qué trayectoria debo seguir para llevar el pan desde la mesa a la boca? Nadie consulta con nadie para obtener el resultado de estos problemas simples porque todo el mundo se sabe capacitado para encontrar la solución.

El segundo tipo está formado por los problemas difíciles. La mayor parte de nosotros no sabemos cómo resolverlos y por eso, normalmente, debemos acudir a un especialista que nos oriente sobre su solución. Son problemas para consultar con el abogado, ingeniero, médico o experto relacionado con el asunto de que se trate: ¿cuál es la derivada del seno de x? ¿cómo debo hacer este recurso? ¿cuál debería ser el canto de esta viga? ¿cuánto pesa el agua contenida en un dodecaedro de un metro de lado? El experto podrá encontrar la solución, pero la mayor parte de nosotros deberemos consultar.

Y nos queda el tercer tipo de problemas, los problemas imposibles, aquellos tan, pero que tan difíciles que ningún experto sabe resolver a ciencia cierta: ¿hay vida más allá de nuestra galaxia? ¿es mejor Zapatero o Rajoy? ¿existe Dios? ¿subirá o bajará la bolsa? Y digo yo, si nadie sabe resolver esos problemas, ninguna opinión es superior a otra, todas son igual de valiosas, estamos ante un problema que debe ser resuelto democráticamente.

¿Democráticamente? Efectivamente, esa es la idea: ¿quitamos un euro a sanidad y se lo damos a educación o se lo quitamos a educación y se lo damos a sanidad? Seguro, no hay ningún experto que tenga la fórmula que determina cuál es la mejor solución. La solución depende del “me parece”, “opino”, “voto por” de cada uno de nosotros.

Y ese es el hallazgo que justifica la existencia de la democracia: nadie tiene la solución al problema, luego todo el mundo puede opinar, es decir, votar. Si la solución a los problemas políticos pudiera ser obtenida como resultado de una ecuación matemática, entonces no necesitaríamos votantes, necesitaríamos más matemáticos.

¿Está claro, no? Por eso, voy a seguir opinando aún a riesgo de meterme en camisas de once varas…

Copyright: José Cerdeira 2011

sábado, 22 de enero de 2011

Mejor muerto que loco

-

Sr. Juez:
-
No culpe a nadie de mi muerte. Me quité la vida porque de seguir así un día más mi cerebro estallaría en pedazos en la peor de las locuras: el no saber quién soy yo en este valle de lágrimas.
Verá usted señor juez, tuve la desgracia de casarme con una viuda que tenía una hija -claro que, de haberlo sabido, nunca lo hubiera hecho-. Mi padre, para mayor desgracia, era también viudo y se enamoró y se casó con la hija de mi mujer, de manera que mi esposa era suegra de su suegro, mi hijastra se convirtió en mi madre y mi padre era al, mismo tiempo, mi yerno.
Al poco tiempo mi madrastra trajo al mundo un varón que era mi hermano, pero era nieto de mi mujer, de manera que yo era abuelo de mi hermano.
Con el correr del tiempo, también mi mujer trajo un varón al mundo. Y ya que, como hermano de mi madre era cuñado de mi padre y tío de su hijo, mi mujer era suegra de su propia hija, y, en consecuencia, yo soy padre de mi madre, y mi mujer es mi abuela, ya que es madre de mi padre, y, además, yo soy mi propio abuelo.
Perdone, señor juez, pero, ¿es posible una vida así?
Con gran tristeza me despido de este mundo porque... ¡no acierto a saber quien soy!

viernes, 21 de enero de 2011

Cómo invertir en bolsa... y perder / How to invest in stock market... and lose

-

Paul es un trabajador incansable. Mientras, con su mano izquierda, apura los últimos restos de un cacahuete, con su mano diestra aporrea feliz el teclado especial sobre el que determina las mejores inversiones en bolsa. Pulsa una de las 35 teclas y, de inmediato, un sofisticado sistema informático pone en marcha todo el proceso de compra, o venta, del valor indicado. Casi todo está automatizado, sólo unos cuantos humanos vigilan el proceso, y sólo uno, el cuidador del increíble mono Paul, alimenta al cerebro de todo aquel proceso.

En un departamento próximo, Warren, un hombre de C.V. interminable,  controla todo el proceso de gestión de bolsa del Urban Group, uno de los mayores conglomerados bursátiles del mundo. Decenas de operadores acercan los últimos datos, estudian los últimos informes, procesan las informaciones confidenciales y preparan, en tiempo real, las decisiones sobre compras y ventas de valores. El departamento dirigido por Warren es uno de los más prestigiosos del mundo, y dicen algunos expertos que ese departamento maneja como nadie, y antes que nadie, las informaciones privilegiadas que permiten adelantarse en la toma de las decisiones más críticas.

Entre Warren y Paul hay un mundo de diferencias, sus informaciones, sus procedimientos, sus resultados así lo indican. Y, como cabría esperar, los resultados del grupo de Warren son mejores que los obtenidos por el grupo de Paul. De hecho, mientras el primero bate sistemáticamente los resultados del IBEX, el segundo ha de conformarse con igualarlos, cosa que viene sucediendo, punto básico arriba o abajo, en los últimos tiempos. Nadie se extraña porque, después de todo, Paul decide aleatoriamente.

Juan López es un buen profesional, con sus títulos y currículo brillantes. Juan tiene algún dinero y, bueno, piensa que la bolsa es un buen sitio para mantener su pequeño patrimonio e, incluso, si fuera posible, para incrementarlo algo. Desde luego, Juan no tiene información de primera mano, ni mucho menos privilegiada. Tampoco tiene detrás un fondo de inversión que le apoye, ni un equipo de asesores que le ilustren sobre esto o aquello. En realidad, Juan no es ni siquiera economista. Pero Juan no es de los que invierten al azar. Juan devora cuanta información aparece por las páginas de Internet, se gasta su dinero en periódicos con las páginas asalmonadas, lee con asiduidad libros sobre cómo obtener éxito en bolsa y, por supuesto, Juan escucha a todas horas las radios de información económica. Éste es nuestro Juan, todo un tío autodidacta y autosuficiente.

Hoy es sábado y no hay bolsa. En el corrillo del bar, cerveza en mano, unos jóvenes con pinta de economistas discuten sobre cual es la mejor estrategia para batir al IBEX. Conocen a Juan, saben de los éxitos del departamento de Warren y se ríen de los métodos del mono Paul. Bien, bien, en eso están todos de acuerdo, pero, a lo importante, ¿cuál es la mejor estrategia para invertir en bolsa?

Francisco apura un sorbo de cerveza y con su muñeca se limpia las últimas burbujas de espuma que se le quedaron pegadas al bigote. Luego dogmatiza:

Veréis, analicemos todo con un poco de cuidado. Imaginemos que tenemos tres grupos de inversores, los todopoderosos que disponen de conocimientos, información, medios, bancos detrás y fondos de inversiones en que apoyarse. Por supuesto, no hablamos de informaciones privilegiadas, aunque, como las brujas gallegas,”haber hainas”. Estaréis de acuerdo conmigo en que estos señores deberían batir al IBEX, ¿no?. Bien, ya tenemos al grupo de los que ganan.

Luego están los que no tienen ni pajolera idea sobre el tema, ni tienen idea ni se preocupan de nada, invierten como quien juega al parchís, por pura distracción. Creo, no me lo negaréis, que estos individuos, analfabetos per se, a la larga tendrán un resultado neutro, equivalente a lo que haga el índice de referencia. Curiosamente, éstos ni pierden ni ganan, son, digamos, el grupo de los monos, liderados por nuestro amigo Paul.

Y bien, tenemos dos grupos, el de los que ganan y el de los neutros, el de los expertos y el de los analfabetos, el de Warren y el de los monos, pero, ¿quién coño pierde para que el resultado final sea neutro y su media nos dé el IBEX?

Ciertamente, tiene que existir un grupo de perdedores, el grupo de los que ponen el dinero que “los expertos” ganan. ¿Y quienes son éstos? ¿Qué características tienen? Es fácil, son los que no pertenecen ni a uno ni a otro grupo; será un  grupo formado por individuos que no son expertos, pero tampoco analfabetos, que no tienen información privilegiada ni de primera mano, pero que leen libros y periódicos, que no tienen la información de Warren ni sus medios, pero que piensan y razonan; son, cómo lo diría, son los individuos que están en el medio, son…

Francisco se concedió un respiro para echar un nuevo trago y observar cómo la jarra se iba quedando casi vacía. Los demás parecía ensimismados, quizá pensando en la larga perorata de Francisco o, quién sabe, recordando que su familia les estaba esperando desde hacía un buen rato. Sólo Jesús, el más bajito de todos, con unos ojos que brillaron de pronto como si acabaran de descubrir el mecanismo que determina el número que va a ser agraciado en la próxima bonoloto, se adelantó un poco, y dijo con voz pausada:

- Ya sé, ya sé, los que perdemos somos los que escuchamos Radio Intereconomía…

Copyright: José Cerdeira 2011

jueves, 13 de enero de 2011

La historia del albañil de Pontevedra

-
Os presentamos hoy esta historia "verídica" que, aunque algo antigua, puede servirnos de ilustración sobre la peligrosidad de la profesión de albañil y de las habilidades varias que se requieren para sobrevivir a tal profesión:


martes, 11 de enero de 2011

Dudas razonables

-

P.S.:  Sobre la existencia de Rajoy, no parece haber dudas.

lunes, 10 de enero de 2011

Necesitamos atacar la ley y el orden

-
¿Quién permite esa libertad? ¿Quién permite esa democracia? Quién permite que esos falsos dioses existan? El gobierno, la ley y el orden, ellos son los que lo permiten.

Os adjuntamos un documento muy interesante para conocer cual es la opinión de algunos de nuestros hermanos musulmanes sobre la realidad social de Occidente y sus propuestas de cambio radical. Lo que os mostramos es un documento, una información que no va acompañada de opinión propia y que debe servir para que cada cual opine por sí mismo:


Texto escrito:
Abu Mounisa: “Cuando hablamos acerca de da’wa (llamada al islam), no siempre pensamos, mis queridos hermanos y hermanas, que nuestra da’wa es sólo para dirigirnos a unas pocas personas en las calles y llamarlos al islam. Nuestro da’wa debería ser la da’wa que ataca su sistema y la reemplaza por el islam. Eso es lo que necesitamos hacer, mis queridos hermanos, necesitamos llamar a toda la población al islam. No estamos sólo llamando a una hermana o a un hermano a seguir la religión de Allah. Queremos que toda la sociedad se incline ante Allah. No queremos que sólo una hermana lleve puesto el khimar (velo) y el jilbab (túnica). Queremos que toda la sociedad lleve puesto el khimar y el jilbab. No queremos que sólo nuestros hermanos y hermanas hagan el sujud (inclinación) ante Allah. Queremos que toda la sociedad haga el sujud a Alá. Este es la da’wa del Profeta Mahoma. Este es nuestro da’wa, queridos hermanos y hermanas. [...]

Si llevan puesta vuestra da’wa y se mantienen ahí, sólo invitando a la gente del islam,como (el clérigo) Zakir Naik hace, ¿creen que eso va a cambiar a la sociedad? ¿Sin atacar a la ley y el orden? No, mis queridos hermanos, no hay forma de que eso vaya a cambiar la sociedad. Es imposible que la sociedad cambie. Debemos provocar a la sociedad para que la sociedad sea cambiada.

También, mis queridos hermanos, lo que necesitamos ntender es que cuando el Profeta Mahoma estaba dentro de Meca, había 360 ídolos en Meca en esa época. Hoy la gente no adora ídolos físicos. Hoy la gente adora las ideas de democracia, libertad y capitalismo. Esto es lo que la gente adora hoy. La mujer dice: Soy libre para tener un aborto. El hombre dice: Soy libre para la promiscuidad sexual ¿Ven lo que quiero decir?. Esta es la realidad de hoy.

¿Quién permite esa libertad? ¿quien permite esa democracia? Quien permite que estos falsos dioses existan? El gobierno, la ley y el orden, ellos son los que lo permiten. Cuando (la gente) le dijo al Profeta Mahoma: ¿Por qué no agregas a tu dios entre nuestros dioses? Sólo uno más, sólo agrégalo. Él dijo: De ninguna manera! [...]

“Él dijo: ¿Piensan ustedes que voy a mezclar mi dios con vuestros dioses? Me es imposible (textual) mezclar mis dioses con vuestros dioses y nunca lo voy a hacer. Yo creo simplemente que Allah es autosuficiente. No necesita de vuestros dioses. Yo vine a destruir vuestros dioses. Cuando Alá le dio la victoria al Profeta Mahoma dentro de La Meca, fue a la Kaaba y destruyó a los 360 dioses dentro de ella. ¿Pero saben que? nunca se detuvo allí ¿Saben lo que hizo? fue a las zonas de (los ídolos) Lat, Uzzat y Manat… Fue adentro de esas zonas y le preguntó a la gente: ¿Dónde está Uzzat, donde está Manat? Fue y los destruyó, los mató, les cortó sus cabezas, los decapitó. Esto es el por qué, mis queridos hermanos, decapitar la democracia desde sus raíces.

Necesitamos decapitar al capitalismo desde sus raíces. Agárrenlo y mátenlo desde sus raíces. Eso es lo que necesitamos hacer. Deberíamos odiarlos tanto, mis queridos hermanos, que todos los días deberíamos atacar sus sistemas. Todos los días, como lo hizo el Profeta Mahoma. [...]

Así es como debemos sentir. Así es como deberíamos creer. Deberíamos tener el entusiasmo en nuestros corazones, por el bien de Alá, para destruir todo su sistema y reemplazarlo con el Islam”. [...]

¿Quién permite el alcohol, en primer lugar? La ley y el orden. Así que debemos dirigirnos contra la ley y el orden. Necesitamos atacar a la ley y al orden. Un hombre durante la época del Profeta Mahoma… Perdón,me disculpo. Una vez, Omar Ibn Al-Jattab vio a una mujer y ella estaba vestida inapropiadamente. Lo que hizo Mahoma… No, lo siento lo que Omar Ibn Al-Jattab hizo… Se acercó a la mujer y la golpeó. La golpeó. Le dijo: “¿Cómo te atreves a caminar por las calles de Al-Madina, que pertenecen al Profeta Mahoma,de la forma en que estas vestida? Ella se dio la vuelta y le dijo: “¿Quién diablos eres tú para decirme que me vista de ese modo?” ¿Saben lo que dijo? ‘Soy el Emir de los Creyentes’. Pero hoy día no podemos ir por ahí abofeteando a todas las mujeres en la calle. No podemos hacer eso. No esta permitido hacerlo.

“Entonces lo qué tenemos que hacer es abordar al munkar (El mal). Necesitamos ir por ahí y atacar a la sociedad. Quitando las raíces del problema, se elimina el problema. Pero si se ocupan sólo de las ramas, agarren un par de ramas aquí, un par de ramas ahí, eso no va a resolver el problema. Nunca jamás resolverá el problema. Necesitamos atacar la raíz del problema, que es la ley hecha por el hombre, el sistema creado por el hombre, bajo los cuales vivimos hoy. ¿Lo entienden, hermanos? Eso es lo que necesitamos hacer.

No podemos simplemente sentarnos hasta que nuestros hermanos digan: Hermano, lo que tú haces está prohibido. Hermana, tu pañuelo está completamente prohibida, una joroba grande sobre la cabeza. No puedes hacerlo así. Lo que necesitan es decirle a la hermana que su joroba está mal. Necesitan decirle a tu hermano que está equivocado. Además necesitas encomendarte a dios y prohibir el mal y hacer que la sociedad se incline ante Alá.

Eso es lo que necesitamos hacer, mis queridos hermanos. Necesitamos atacar a los líderes. Necesitamos ir por ahí y atacar Daoud Kamroon… Cameron. Él se llama Daoud Kamroon. Necesitamos atacarlo. Necesitamos decir: tus leyes son opresivas.Necesitamos ajustar cuentas con esas leyes y reemplazarlas con el Islam. Quien rechaza el Taghout y cree en Alá…’ Así es como destruiremos su sistema y lo reemplazaremos con el Islam. Eso es lo que necesitamos hacer."

domingo, 9 de enero de 2011

Mi pueblo

-
Mi pueblo "es muy bonito, y me gusta mucho,
aunque algunos vecinos se dedican a ensuciarlo todo"

Querido amigo (de donde quiera que seas):

Te escribo porque me gustaría saber cosas de otros sitios. Pero como no sé qué contarte, te contaré cosas de mi pueblo.

Mi pueblo es muy pequeño, tiene sólo cien habitantes, y se llama Mundo.

Sus habitantes somos de orígenes diversos: hay 61 asiáticos, 12 europeos, 8 norteamericanos, 5 suramericanos, 13 africanos y 1 de Occeanía.

La mitad de la gente son mujeres, y el resto, claro, son hombres.

En nuestro pueblo hay 9 personas que están discapacitadas.

Y tenemos gente de muchas religiones, en concreto, 33 cristianos, 18 musulmanes, 14 hinduistas, 16 ateos, 6 budistas y 13 que practican otras religiones.

De la gente de mi pueblo, 43 no tienen sanidad básica y 18 ni siquiera tienen acceso a agua potable.

Y, bueno, 6 de los vecinos son dueños del 59% de todo lo que tiene el pueblo. Por el contrario, 13 están hambrientos y desnutridos y 14 no saben ni leer. Hay 18 que tienen que vivir con un dólar al día mientras que otros 53 disponen del doble, es decir, de unos dos dólares para cada día.

En mi pueblo pocos han estudiado pues sólo 7 tienen estudios medios, y hay muy pocos ordenadores, sólo doce habitantes lo tienen. Y bueno, lo que es Internet, sólo llega a 3.

Lo que sí tenemos en mi pueblo es SIDA. De momento sólo un habitante está contagiado, pero eso asusta mucho a todos.

En fin, mi pueblo, que como ya te dije, se llama Mundo, es como el pueblo de todos, pero en pequeño. Un señor que es muy culto me dijo que sí, que así es como es el Mundo entero, y debe ser verdad.
-
¿Te importaría contestarme y decirme cómo es tu pueblo? Tengo curiosidad por saber algo de él. La verdad es que el mío es muy bonito, y me gusta mucho, aunque algunos vecinos se dedican a ensuciarlo todo.

Bueno, desde aquí, desde el Mundo, te envío un abrazo con la esperanza de que me contestes y me digas cómo vivís ahí.