viernes, 21 de enero de 2011

Cómo invertir en bolsa... y perder / How to invest in stock market... and lose

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Paul es un trabajador incansable. Mientras, con su mano izquierda, apura los últimos restos de un cacahuete, con su mano diestra aporrea feliz el teclado especial sobre el que determina las mejores inversiones en bolsa. Pulsa una de las 35 teclas y, de inmediato, un sofisticado sistema informático pone en marcha todo el proceso de compra, o venta, del valor indicado. Casi todo está automatizado, sólo unos cuantos humanos vigilan el proceso, y sólo uno, el cuidador del increíble mono Paul, alimenta al cerebro de todo aquel proceso.

En un departamento próximo, Warren, un hombre de C.V. interminable,  controla todo el proceso de gestión de bolsa del Urban Group, uno de los mayores conglomerados bursátiles del mundo. Decenas de operadores acercan los últimos datos, estudian los últimos informes, procesan las informaciones confidenciales y preparan, en tiempo real, las decisiones sobre compras y ventas de valores. El departamento dirigido por Warren es uno de los más prestigiosos del mundo, y dicen algunos expertos que ese departamento maneja como nadie, y antes que nadie, las informaciones privilegiadas que permiten adelantarse en la toma de las decisiones más críticas.

Entre Warren y Paul hay un mundo de diferencias, sus informaciones, sus procedimientos, sus resultados así lo indican. Y, como cabría esperar, los resultados del grupo de Warren son mejores que los obtenidos por el grupo de Paul. De hecho, mientras el primero bate sistemáticamente los resultados del IBEX, el segundo ha de conformarse con igualarlos, cosa que viene sucediendo, punto básico arriba o abajo, en los últimos tiempos. Nadie se extraña porque, después de todo, Paul decide aleatoriamente.

Juan López es un buen profesional, con sus títulos y currículo brillantes. Juan tiene algún dinero y, bueno, piensa que la bolsa es un buen sitio para mantener su pequeño patrimonio e, incluso, si fuera posible, para incrementarlo algo. Desde luego, Juan no tiene información de primera mano, ni mucho menos privilegiada. Tampoco tiene detrás un fondo de inversión que le apoye, ni un equipo de asesores que le ilustren sobre esto o aquello. En realidad, Juan no es ni siquiera economista. Pero Juan no es de los que invierten al azar. Juan devora cuanta información aparece por las páginas de Internet, se gasta su dinero en periódicos con las páginas asalmonadas, lee con asiduidad libros sobre cómo obtener éxito en bolsa y, por supuesto, Juan escucha a todas horas las radios de información económica. Éste es nuestro Juan, todo un tío autodidacta y autosuficiente.

Hoy es sábado y no hay bolsa. En el corrillo del bar, cerveza en mano, unos jóvenes con pinta de economistas discuten sobre cual es la mejor estrategia para batir al IBEX. Conocen a Juan, saben de los éxitos del departamento de Warren y se ríen de los métodos del mono Paul. Bien, bien, en eso están todos de acuerdo, pero, a lo importante, ¿cuál es la mejor estrategia para invertir en bolsa?

Francisco apura un sorbo de cerveza y con su muñeca se limpia las últimas burbujas de espuma que se le quedaron pegadas al bigote. Luego dogmatiza:

Veréis, analicemos todo con un poco de cuidado. Imaginemos que tenemos tres grupos de inversores, los todopoderosos que disponen de conocimientos, información, medios, bancos detrás y fondos de inversiones en que apoyarse. Por supuesto, no hablamos de informaciones privilegiadas, aunque, como las brujas gallegas,”haber hainas”. Estaréis de acuerdo conmigo en que estos señores deberían batir al IBEX, ¿no?. Bien, ya tenemos al grupo de los que ganan.

Luego están los que no tienen ni pajolera idea sobre el tema, ni tienen idea ni se preocupan de nada, invierten como quien juega al parchís, por pura distracción. Creo, no me lo negaréis, que estos individuos, analfabetos per se, a la larga tendrán un resultado neutro, equivalente a lo que haga el índice de referencia. Curiosamente, éstos ni pierden ni ganan, son, digamos, el grupo de los monos, liderados por nuestro amigo Paul.

Y bien, tenemos dos grupos, el de los que ganan y el de los neutros, el de los expertos y el de los analfabetos, el de Warren y el de los monos, pero, ¿quién coño pierde para que el resultado final sea neutro y su media nos dé el IBEX?

Ciertamente, tiene que existir un grupo de perdedores, el grupo de los que ponen el dinero que “los expertos” ganan. ¿Y quienes son éstos? ¿Qué características tienen? Es fácil, son los que no pertenecen ni a uno ni a otro grupo; será un  grupo formado por individuos que no son expertos, pero tampoco analfabetos, que no tienen información privilegiada ni de primera mano, pero que leen libros y periódicos, que no tienen la información de Warren ni sus medios, pero que piensan y razonan; son, cómo lo diría, son los individuos que están en el medio, son…

Francisco se concedió un respiro para echar un nuevo trago y observar cómo la jarra se iba quedando casi vacía. Los demás parecía ensimismados, quizá pensando en la larga perorata de Francisco o, quién sabe, recordando que su familia les estaba esperando desde hacía un buen rato. Sólo Jesús, el más bajito de todos, con unos ojos que brillaron de pronto como si acabaran de descubrir el mecanismo que determina el número que va a ser agraciado en la próxima bonoloto, se adelantó un poco, y dijo con voz pausada:

- Ya sé, ya sé, los que perdemos somos los que escuchamos Radio Intereconomía…

Copyright: José Cerdeira 2011

1 comentario:

negociación en opciones binarias dijo...

Una imagen vale más que mil palabras. Sus bosquejos son completamente expresivos de la situación actual. Sí, la Bolsa es muy fluctuante. ¡ Hay que ser muy prudente, pero sobre todo no desanimarse!

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